Cómo trabajamos en sexología

Te preguntarás qué es lo que se hace en una sesión de asesoramiento sexológico. Tenemos muchas similitudes con los espacios terapéuticos empleados en psicología en el sentido de que las sexólogas creamos un espacio confortable, donde se respete tu ritmo de integración de la información en función de tus necesidades como cliente. Por mi parte, si te decides a comprometerte con un proceso de asesoramiento, recibes confianza e incondicionalidad, un espacio seguro y de respeto absoluto a tu intimidad.

Por otro lado, empleamos recursos didácticos, literatura, audiovisuales, empleamos por supuesto la terapia hablada y, así mismo, técnicas corporales -por ejemplo, el focusing o placereado- de relajación, de respiración, con el objeto de acrecentar la conciencia corporal y soltar el control. Muchas veces vamos a hacer role-playing y a divertirnos o emocionarnos con situaciones y desencuentros. También examinamos cosmética y juguetería eróticas y resolvemos dudas de uso y disfrute.

La duración total del proceso sexológico es muy variable dependiendo de la demanda (esa inquietud sexual o afectiva) que te haya traído al despacho. La palabra clave aquí es compromiso y responsabilidad. Con mucha frecuencia empezáis procesos con muchas ganas pero, a la hora de tener una regularidad y, sobre todo, un trabajo de profundización e introspección emocional, aquellos se truncan. En nuestra cultura del todo rápido y del consumo de salud (acudir a muchos profesionales o hacerse muchas pruebas como si eso nos acreditara mejor calidad de vida), parece que no toleramos el trabajo paciente de desmontar los leones -en terminología de la Fundación Sexpol- que acechan nuestra felicidad sexual. A muchas personas les resulta más cómodo colocar la responsabilidad de su falta de avance en el/la terapeuta o coach sexual; sin embargo, el cambio lo haces tú. Nadie puede hacerlo por ti. Si no priorizas tu bienestar sexual, el problema (el “león”) seguirá haciéndose cada vez mayor.

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